Venezuela: la interminable agonía de un chavismo que pretende ser eterno

Quienes pensaron ingenuamente que luego de las elecciones del 28 de julio, Nicolás Maduro podría haber reconocido una derrota que dé inicio una transición pacífica del poder, fueron demasiado optimistas. El líder se muestra desafiante, se atrinchera dentro del círculo que lo sostiene y comenzó a dar muestras que llegará hasta las últimas consecuencias. Hará todo menos dejar el cargo en el que pretende quedarse por seis años más. Hace unos meses lo anunció una de las figuras más importantes del gobierno, Diosdado Cabello que dijo que “Ni por las buenas ni por las malas va a volver la oposición”.

El chavismo ha logrado mantenerse en las altas esferas debido a un complejo sistema de alianzas intestinas que le dieron la libertad para alterar las normativas internas y favorecer las prácticas corruptas. De otra manera no hubiera logrado transitar, aún con altibajos, estos largos 25 años. En estas elecciones, el gran éxito de la opositora inhabilitada María Corina Machado fue haber logrado la mayor movilización de votantes desde Hugo Chávez. Hasta entonces no había aparecido una figura capaz de aglutinar a la dividida oposición.

El gran acierto de la ex candidata fue haber elegido al experimentado ex diplomático como Edmundo González Urrutia candidato presidencial. Como dijo el conocido opositor Henrique Capriles “Edmundo no genera miedo”. Es un hombre moderado. En cambio, Machado es bastante más radical. Ella está a favor de la privatización de PDVSA, algo que genera muchas divisiones. En cambio, González Urrutia ha dicho que está en contra de esta política antiestatista. Adelantó que el suyo será “Un proyecto de centro, equilibrado, con presencia estatal”.

La opositora, que en absoluto se ha apartado de la escena política, sabiamente se ha corrido del eje económico. Optó como prioridad hacer foco en el cambio político, es decir lograr elecciones reconocidas internacionalmente. Sabe que será éste el primer paso que permita el regreso de Venezuela a los mercados globales. Ya que la inversión extranjera siempre será escasa si el Estado no otorga condiciones como un marco jurídico confiable, instituciones independientes y estabilidad económica. También Corina ha moderado su tono y se expresa con una suavidad inusual en ella.

Según datos publicados por Ricardo Sucre Heredia, politólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela, desde 2013 y hasta 2020 el tamaño de la economía del país disminuyó un 80 por ciento. Por lo que actualmente crece a razón del 5 por ciento aunque partiendo de 20. El autor detalla que “En valores absolutos, el PIB de la economía venezolana se acerca a los 100 mil millones de dólares cuando llegó a pasar los 400 mil millones de dólares en sus mejores momentos”.

Lo cierto es que la dolarización de la economía es la clave de la relativa estabilidad actual. Aquello que solía ser una maldición, hoy le permite a Maduro atravesar una crisis crónica sin conflicto social. Aunque haya dos Venezuelas: una muy pequeña, rica y con altos niveles de consumo, y otra multitudinaria, pobre y que vive a razón del día. De acuerdo a datos de diferentes economístas, en estos últimos nueve años, la contracción económica fue la mayor registrada por un país sin guerra en al menos 50 años.

No hay que olvidar que estas políticas han contribuido a impulsar un enorme éxodo de casi 8 millones de personas. Ha sido el mayor proceso de migración latinoamericana en la historia regional. Se estima que, ante el resultado de estas elecciones dado por el Consejo Nacional Electoral y la actitud de Nicolás Maduro, entre uno y tres millones de venezolanos más emigren hacia alguna parte. Aunque normalmente lo hacen en países vecinos.

El reconocimiento de las elecciones estuvo sin dudas marcado por la afinidad ideológica con el régimen chavista. Lo han reconocido Rusia, China, Cuba, Bolivia y Nicaragua. En tanto, hay una gran división respecto a este tema con la mayoría de los países de América. Una muestra fue el fracaso -por un voto- de una resolución de la OEA que exigía a las autoridades de Venezuela publicar de inmediato las actas de las elecciones del domingo.

En un comunicado conjunto, los gobiernos de Brasil, México y Colombia llamaron a las autoridades electorales venezolanas a publicar de forma “expedita” los datos “desglosados por mesa de votación” de las elecciones del domingo. El tridente considera que las controversias electorales deben dirimirse por la vía institucional y que el principio de la soberanía popular debe ser respetado mediante la “verificación imparcial” de los resultados. Evitaron mencionar a Nicolás Maduro.

Este tridente progresista puede sonar muy tibio en ese comunicado pero lo que buscan es que Venezuela no se aísle, no se convierta en Estado un paria como lo es hoy Nicaragua. Probablemente por eso no actúan como lo ha hecho el chileno Gabriel Boric. El mandatario fue el primero que expresó que los resultados ofrecidos por el Consejo Nacional Electoral que dan la victoria a Maduro “son difíciles de creer” y que su país no reconocerá “ningún resultado que no sea verificable”.

Lo cierto es que mientras América se debate qué hacer con Nicolas Maduro, éste se despliega con su usual histrionismo dando un show mediático lamentable pero sin desperdicio. Lo último que ha hecho fue desinstalar en cadena nacional su WhatsApp e instó a sus seguidores que lo hagan. Ha expresado “A WhatsApp le decimos. WhatsApp, vete pa’l carajo. Deja de amenazar a los venezolanos y a las venezolanas. Porque lo utilizan los delincuentes. Los delincuentes tienen chip colombianos, chilenos, gringos”.

Pero el espectáculo sigue. Acusó a la oposición de “intento de golpe de Estado” y amenazó con enviar a la cárcel a Corina Machado y Edmundo González por ser “jefes de la conspiración fascista”. Es una intimidación realmente grave. Además acudió al Tribunal Supremo de Justicia a interponer un recurso ante la Sala Electoral para que realice un peritaje y establezca “la verdad” sobre los comicios. Una gran performance con tal de no mostrar las actas.

En este show también entró Javier Milei. Una figura muy importante para que Maduro se muestre como lo que él considera que no es: fascista, feo, estúpido, cobarde. También afirmó ser peronista: «Yo soy peronista y Evista, con Perón voy y con Evita voy». En este raid mediático hasta Elon Musk tuvo un lugar. Luego de varios intercambios, Maduro lo invitó a pelear: “¿Quieres pelea, Elon Musk? Estoy listo, soy hijo de Bolívar y Chávez, no te tengo miedo”.

Si quiere seguir en escena siendo el protagonista principal, Nicolás Maduro deberá continuar el show. Al menos hasta el 2031.

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