La canción, incluida en el disco «Libertinaje» (1998) si bien se convirtió en un himno de la crisis argentina de 2001, no fue escrita con ese propósito específico.
Gustavo Cordera y Alberto Verenzuela, en medio de una actuación callejera en 1997, en la ciudad de Mar del Plata, se acercaron al entonces vicepresidente Carlos Ruckauf, en medio de una ronda de autógrafos, y le cantaron los primeros versos “Se viene el estallido”.
La canción se convirtió en un éxito inmediato, y supo captar el clima de época, marcado por una profunda crisis social y económica del país. Muy crítica del Menemismo, habla de la ostentación, la corrupción y el poder de la clase política para contraponerlo a la pobreza, el desempleo y el hambre que azotaban a la Argentina por aquellos años, y se transformó en un presagio de lo peor que estaba por llegar.
Años después “Se Viene” se convirtió en un himno de protesta y resistencia, con una historia que se entrelaza con la del país y que hasta hoy sigue resonando como un símbolo de la lucha contra la corrupción: “Se viene el estallido, de mi guitarra, de tu gobierno, también”.
Sin imaginarlo, encendieron la chispa premonitoria de lo que más tarde fue el estallido social que terminó con la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa, inaugurando un período de gran inestabilidad política en el país.
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