Después de cuatro años de abandono, con obras detenidas, recursos escasos y una inseguridad
que golpeó el corazón de nuestra ciudad, en 2023 tuvimos la oportunidad de reencontrar
nuestro rumbo y alinear los intereses de Rosario con los del gobierno provincial de Santa Fe.
Durante la campaña lo dijimos con claridad: era hora de poner en primer lugar la vida y la
tranquilidad de cada rosarino, de devolverles lo que las mezquindades políticas de gobiernos
sin interés en la ciudad les habían negado.
Ocho meses después, podemos afirmar con certeza que el cambio no fue una simple promesa
electoral ni un golpe de suerte. Detrás de los avances que hoy estamos viviendo está el trabajo
diario, constante, enfocado en devolverle a Rosario el control y la seguridad. El hecho de que
llevemos un mes sin homicidios no es casual, es el fruto de la firmeza y autoridad del
gobernador Maximiliano Pullaro, y del compromiso del intendente Pablo Javkin.
Cuando los asesinatos se sucedían a diario y el país entero hablaba de nuestra ciudad con
dolor, sabíamos que la raíz de esa violencia se encontraba en un sistema que permitía a los
criminales operar desde las cárceles. El «home office» del delito debía terminar, y para eso se
implementó una serie de medidas decisivas que están cambiando el escenario. No fue fácil ni
inmediato, pero la transformación está en marcha y se siente.
Por primera vez en años, los tres niveles del Estado están trabajando de manera coordinada y
con una misma visión: enfrentar la violencia con decisión, inteligencia y un esfuerzo
compartido. La colaboración es una pieza clave, pero también lo es conocer cada barrio,
entender las realidades que los atraviesan y no ceder ante el miedo o la desesperanza.
A quienes habitamos Rosario nos duele lo vivido. Nos duele que nuestra ciudad, conocida por
su cultura, su trabajo y su espíritu de lucha, haya sido señalada por la violencia. Pero sabemos
que esta transformación es un esfuerzo que nos convoca a todos, desde nuestros lugares.
Tenemos la responsabilidad de reconstruir el tejido social, recuperar la confianza y reescribir
nuestra historia.
Rosario es más que las noticias trágicas que llenan los titulares. Es una ciudad que siempre ha
sabido levantarse, y hoy, más que nunca, tenemos la oportunidad de hacerlo. No será sencillo,
pero nada que valga la pena lo es. Y Rosario, su gente, su identidad, lo merecen.