Newell’s no sale de su laberinto. Sigue en una encrucijada. La derrota ante Banfield no solamente agregó un nuevo eslabón a la cadena del desánimo. También generó una preocupación entre los hinchas y la directiva del club. Después de sufrir la segunda derrota consecutiva en el torneo, el entrenador Mariano Soso enfrenta de ahora en más un desafío monumental para mantener la confianza en el Parque. El DT parece haber agotado rápidamente la credibilidad colectiva de una comunidad leprosa que esperaba claramente otro inicio de temporada.
No es temerario ni prematuro certificar que la continuidad de Mariano Soso al frente del equipo entró en modo alerta. Dependerá, en gran medida, de su capacidad para revertir la situación actual y recuperar la esperanza de todo el pueblo rojinegro que, por lo visto en el Coloso y en el sur bonaerense, se siente cada vez más distante del equipo.
La mezcla de incertidumbre en el rendimiento deportivo, la frustración por las bajas y el anémico mercado de refuerzos por parte de la directiva, hacen que el futuro inmediato sea incierto.
Está claro que los próximos partidos serán cruciales. No solamente para el destino de Soso, sino para la propia esencia de Newell’s con Ignacio Astore a la cabeza. La Lepra espera una reacción inmediata. Le urge un cambio que les devuelva la credibilidad y nutra el orgullo propio.
Con la reciente caída ante el taladro en el sur bonaerense, el equipo rojinegro demostró que está muy lejos de ser competitivo. Incluso, Soso no vaciló en su declaración tras el porrazo. Fue claro y contundente: «Lo que pasó ante Banfield no nos representa a nadie». Más claro, imposible.
No obstante, el rendimiento de su equipo demostró en las dos primeras funciones que deja mucho que desear. Los hinchas, que esperaban un inicio prometedor, se encuentran nuevamente ante la incertidumbre y el desasosiego porque esta película la vienen viendo desde hace varias temporadas, aunque el 2024 fue la peor campaña en todos los órdenes por lejos.
El ciclo de Soso continúa siendo un enigma. La falta de consistencia sigue esmerilando la esperanza de toda la comunidad leprosa. A eso hay que sumarle que en medio de la tormenta, el DT manifestó su interés en reforzar el equipo a través del actual mercado de pases. Solamente la contratación de Keylor Navas generó un efecto prometedor, aunque más por su pasado que presente (acumula una larga inactividad).
Por otro lado, el presidente Ignacio Astore monitorea de reojo la situación con marcada preocupación. En un año marcado por elecciones a fin de este 2025, el doctor es consciente de que los problemas deportivos podrían afectar su continuidad en el cargo, independientemente de que no hay ni asoma ninguna figura sólida en el arco opositor.
Pero la presión por obtener resultados es intensa. Y la incertidumbre en el rendimiento del equipo podría traducirse en un descontento generalizado a la inmediatez que, incluso, podría comprometer su gestión. Mientras tanto, el presente leproso es claro: Newell’s y Soso siguen acelerando por el camino hacia el rumbo incierto.
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