El dengue paso de ser una enfermedad tropical a expandirse a sus países limítrofes, donde Argentina es uno de ellos.
Desde este tópico debemos pensar en trazar estrategias de prevención, como la comunicación de conductas que impidan el desarrollo del vector, el mosquito Aedes Aegypti y la vacunación como clave para alcanzar la inmunización completa antes de la llegada del verano y así reducir el riesgo de enfermedad grave o internación durante la temporada de verano que es la de mayor circulación viral.
Los meses de agosto y septiembre constituyen el momento ideal para iniciar el esquema de vacunación. Aquellos que reciban la primera dosis en estas semanas y la segunda 90 días después, durante la primavera, llegarán a la temporada estival, con la protección completa que brinda la vacuna.
El esquema completo requiere dos dosis, separadas como mínimo por 90 días. Con una sola, la protección a largo plazo se cree es incompleta. Es fundamental aplicar la segunda dosis en el tiempo indicado para lograr el nivel de inmunidad necesario para aliviar síntomas y hospitalizaciones.
La infección por dengue puede darse con algunos de los serotipos del virus DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4. Cada serotipo es una versión diferente del virus, con características antigénicas únicas. La infección con un serotipo confiere inmunidad permanente contra ese serotipo específico. Se puede cursar de forma asintomática o leve, especialmente en el primer contagio. Sin embargo, el riesgo de desarrollar formas graves de la enfermedad se incrementa con una segunda infección, sobre todo si esta ocurre con un serotipo diferente al primero y la persona no está vacunada.
Como dato relevante, se van sumando obras sociales y prepagas a la cobertura, lo que implica una mejora en la accesibilidad a la vacuna. En algunos casos, con cobertura de excepción, según pedido de autorización donde se destaca como dato prioritario que haya padecido la enfermedad previamente.
También, nuestra provincia continúa vacunando sin cargo en sus centros de vacunación, donde la única condición es que el paciente haya cursado la enfermedad y que figure en los registros provinciales.
Es el momento de vacunarse, con la reflexión de que no es una estrategia individual sino colectiva, donde el hábito de la vacunación se refleja en la erradicación de las enfermedades.