Este año celebramos 41 años de vida democrática en la Argentina, una conquista que nos brindó grandes logros pero que aún plantea enormes desafíos como sociedad.
A primera vista, el avance más visible de la democracia podría parecer resumirse en la posibilidad de votar y elegir a nuestros representantes. Sin embargo, la democracia es mucho más que el simple acto de depositar un voto.
La democracia está presente a cada instante, aunque a veces no la veamos. Está en la libertad de circular, en la oportunidad de estudiar y en cada institución que respeta la voz y los derechos de todos.
Se manifiesta en el espacio público, en las marchas y movilizaciones que expresan nuestras luchas y sueños. En los libros y el cine que cuentan nuestras historias. En las calles, en los medios de comunicación y en las redes sociales, donde compartimos ideas y nos informamos.
Sin embargo, la democracia no es algo que se «alcanza» de una vez. Es un proyecto en construcción, que se fortalece con la participación, la inclusión y el respeto cotidiano por las diferencias.
¿Y cómo se fortalece esta democracia? Construyendo un país en el que todos tengamos un lugar y donde el diálogo y el consenso sean los motores que impulsen las decisiones y los proyectos de una sociedad más justa y libre.
Reconstruyendo el sistema educativo, para que la educación vuelva a ser un factor de ascenso social y de competitividad para los argentinos.
Generando oportunidades de empleo formal que permitan a miles de personas salir de la pobreza y construir su propio destino, sin depender de ayudas económicas del Estado.
Reafirmar la democracia es construir un país sin trabas para la producción y sin una presión fiscal que limite el crecimiento de nuestras empresas y la generación de nuevas ideas.
Es poder caminar libremente por las calles, como lo hacemos hoy. Y es liberar a los argentinos más vulnerables de las garras del narcotráfico.
En estas cuatro décadas hemos aprendido que la democracia es una tarea colectiva, que demanda nuestro compromiso diario por las generaciones presentes y futuras. El proyecto democrático nos pertenece a todos.
Por eso, hoy más que nunca, reafirmemos nuestro compromiso de proteger y hacer crecer esta joven democracia, para que los laureles de libertad y justicia sean eternos.
A 41 años de la recuperación de la democracia en Argentina, sigue presente en cada aspecto de nuestra vida. Nos atraviesa y nos da voz. Y por eso, para que siga existiendo, debemos cuidarla y fortalecerla cada día.