Gane Trump o Harris: ¿Cómo influirá al resto del mundo?

El 5 de noviembre Estados Unidos elegirá a su mandatario para los próximos cuatro años. Es una elección muy reñida, como vienen siendo las últimas contiendas en el país del norte. Los números son similares para ambos candidatos y la incertidumbre es total. El foco está puesto en los siete “estados péndulos” que serán los que definan al ganador. En esta ocasión son Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin. No se sabe si sus votantes se inclinarán hacia los demócratas o republicanos. Aún en ellos el márgen es muy estrecho.

La campaña presidencial estadounidense nunca estuvo tan polarizada. Pareciera que se ha reinstalado el fantasma de la guerra civil que quiere dos países diferentes. El que pregona el ex presidente Trump pretende recrear los valores tradicionales de una América blanca. En ella la mujer es ama de casa, el hombre provee y manda y los negros y marrones se mantienen en su sitio. Es una sociedad machista, misógina, racista y excluyente. En cambio la otra, la de Harris es una sociedad cuyo modelo inclusivo acepta el estado actual de las cosas y que ha trascendido -o al menos lo intenta con esmero- las características que propone el primero.

Independientemente de quién resulte electo, las principales interrogantes a nivel global giran en torno a la política exterior del próximo gobierno. Joseph S. Nye, un reconocido especialista estadounidense, ha señalado que, sin importar quién asuma la presidencia, habrá áreas significativas de continuidad en la política exterior. Sin embargo, las diferencias estarán determinadas por las posturas que adopten los candidatos respecto a las alianzas y el multilateralismo. En este sentido, Harris, alineándose con su predecesor, busca fortalecer y promover ambos aspectos. Por el contrario, Trump se apoya en una retórica que favorece el unilateralismo y socava las alianzas e instituciones multilaterales.

Estas distintas visiones de los candidatos han sido -y siguen siendo- un largo debate interno. En el país existen cuatro escuelas de política exterior inspiradas en sus líderes. Las mayoritarias -que integra Harris- están formadas por el Hamiltonismo y el Wilsonismo. Ambas consideran que Estados Unidos debe promover la democracia y los Derechos Humanos en el mundo. Una tercera, es el Jeffersonismo que prefiere un país ocupado en sus propios asuntos porque la hegemonía global trae guerra y corrupción.

Y la cuarta, el Jacksonismo -que integra Trump- que promueve un nacionalismo que evita involucrarse en complejidades internacionales, aunque está dispuesto a defenderse frente a amenazas externas. Como se ha observado, el republicano promete nuevamente continuar con su agenda de America First (América Primero), enfatizando el nacionalismo estadounidense. Aunque también intentará sacarse conflictos de encima, principalmente la guerra en Ucrania.

El conflicto actual se erige como la principal diferencia entre los dos candidatos. Durante el debate, Trump aseguró que, de ser elegido, lograría un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia «en un día», afirmando: «Creo que terminar esta guerra rápidamente es lo mejor para Estados Unidos». Sin embargo, si retira su apoyo, Ucrania enfrentará serias dificultades para resistir. En cuanto a la OTAN, Trump podría considerar su salida o debilitarla al reducir el gasto, retirar a su embajadora o eliminar la ayuda en caso de agresión.

En la cuestión de Medio Oriente, ambos candidatos han prometido garantizar la seguridad de Israel y respaldar su derecho a la autodefensa. Trump afirmó que, bajo su mandato, la guerra nunca habría comenzado y se comprometió a resolver el conflicto rápidamente, aunque sin ofrecer una estrategia clara. Por su parte, Harris, aunque tampoco presentó un plan específico, subrayó la urgencia de poner fin a la guerra en Gaza, reconociendo el derecho palestino a la autodeterminación. En esta región, es probable que ambos busquen normalizar las relaciones entre Arabia Saudita e Israel y mantengan una postura firme contra Irán.

Siguiendo su enfoque adverso al multilateralismo, Trump probablemente se retiraría nuevamente del Acuerdo Climático de París y de la Organización Mundial de la Salud, mientras que Harris, de ser presidenta, mantendría estos compromisos. Al igual que Biden, ella abogaría por la promoción de los Derechos Humanos y la revalorización de la democracia. Además, se anticipa que la candidata otorgue un poco más de atención a dos regiones que suelen ser ignoradas por Estados Unidos: África y América Latina.

A pesar de estas diferencias, existen notables similitudes, especialmente en lo que respecta a China. Hay un consenso bipartidista en la desconfianza hacia el gigante asiático en temas comerciales y de propiedad intelectual. La amenaza militar en el Mar de China Oriental y el Mar de la China Meridional también preocupa, especialmente a aliados clave como Japón y Filipinas. Además, China ha dejado claro que no descarta el uso de la fuerza en Taiwán, considerada por Pekín como una provincia rebelde. Por lo tanto, es muy probable que ambos candidatos continúen con una política de contención frente a la administración de Xi Jinping.

Otro punto en el que coinciden es en el comercio exterior, ya que ambos rechazan las políticas económicas neoliberales. Por ello, es probable que mantengan políticas industrialistas y proteccionistas, impulsando el aumento de aranceles y obstaculizando el funcionamiento de la Organización Mundial del Comercio. Asimismo, se espera que ambos candidatos mantengan las inversiones en defensa, fortaleciendo el poder militar de Estados Unidos, lo que incluye continuar con el programa de modernización de armas nucleares centradas en el uso de inteligencia artificial.

Más allá de las promesas de campaña, la cuestión crucial es cómo los candidatos abordarán las crisis globales actuales. Harris se propone fortalecer el liderazgo de su nación mediante la reconstrucción de alianzas, mientras que Trump opta por un enfoque más aislacionista, centrado en el nacionalismo interno. En definitiva, el rumbo de la política exterior de Estados Unidos estará determinado por quien logre captar la confianza del electorado.

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