La canción, incluida en el álbum del “Fabricando Fantasías” (2004), está ligada al difícil momento que vivió Tito Nieves con la pérdida de su hijo Ommy, quien murió en marzo de 2004.
Ommy Nieves murió el 31 de marzo de 2004 debido a una larga batalla contra el cáncer de huesos.
Tito narró la historia detrás de la canción, en un concierto virtual con Norberto Vélez en el canal de YouTube Sesiones desde la Loma, en el que confesó que luego de la cremación de Ommy Nieves le pidió a Jorge Luis Piloto que le enviara canciones que había compuesto con el fin de volver a grabar: “Esta canción fue dedicada para mi hijo y esa es la importancia de la canción”.
La canción, fue un consuelo para el cantante tras esta pérdida, ayudándole a enfrentar la ausencia de su hijo.
La canción también refleja la reflexión del cantante sobre la importancia de la vida y la necesidad de estar presentes en la vida de sus hijos.
El título de la canción también fue el nombre del álbum que Tito lanzó en ese año y que le valió una nominación a los Grammy.
