El Mundial de Clubes está atravesado por la pasión, el marketing y el talento rosarino con varios embajadores

Impresionante. Cautivante desde varias aristas. El Mundial de Clubes destila pasión para muchos y cierta curiosidad para otros. No solo es una mera vitrina de estrellas y estrategias comerciales made in Estados Unidos. También es un fiel reflejo del alto impacto que Rosario tiene en el fútbol internacional. La ciudad exhibe un elenco de jugadores que va desde las figuras como Lionel Messi (Inter Miami), Ángel Di María (Benfica), Ángel Correa (Atlético de Madrid) hasta pasar por Lautaro Blanco (Boca), Tomás Pérez (Porto) y Facundo Zabala (Al Ain). A esta selecta nómina hay que agregarle al kinesiólogo Javier Marengo (Al Ain). El escenario puede montarse en cualquier parte del planeta sabiendo que un embajador de estos lares dará el presente firme y seguro.

Rosario es mucho más que esa mítica Cuna de la Bandera y pasión futbolera por excelencia. Es una fuente inagotable de recursos profesionales en todas las disciplinas y especialidades.

Sin embargo, no en vano continúa dejando una marca indeleble en el mundo del deporte rey: el fútbol. La realidad marca que en el marco del impresionante Mundial de Clubes que se está desarrollando con éxito en Estados Unidos, nuestra ciudad se reafirma como una fuente inagotable de talento y embajadores que cruzan fronteras para representar el espíritu rosarino en cada rincón del globo.

Mientras el torneo moviliza miles de millones de dólares y exhibe lo mejor del marketing global, Rosario brilla con luz propia en cada jornada futbolera mediante la selecta gama de futbolistas que representan un símbolo de la identidad rosarina y argentina en general.

Está a la vista que la ciudad no solo exporta talento, sino también historia y pasión. Cada uno de estos jugadores lleva en su ADN la esencia del barrio, del club y de la cultura que los vio crecer, haciendo eco de la histórica cuna de la bandera y del fútbol en Argentina.

Demás está ratificar que siempre es un orgullo ver en acción a Lionel Messi. Leo ahora mueve los hilos de Inter Miami, pero su currículum marca que dibujó sus primeras gambetas desde el polvo de Abanderado Grandoli. La Pulga es patrimonio nacional, pero sus raíces son bien leprosas.

Otro punto placentero es esperar el turno para la función que brinda Ángel Di María junto a Benfica antes de sumarse a Central. Fideo la está descosiendo como lo hacía en El Torito con su endemoniada zurda.

Incluso da gusto esperar que Ángel Correa salte al campo de juego para ver en Atlético de Madrid lo que aprendió desde las entrañas del barrio Las Flores.

En tanto, Lautaro Blanco defiende los colores de Boca en la actualidad, pero estos pagos los canallas guardan un grato recuerdo de su paso triunfal por la primera. El lateral izquierdo lleva tatuado en su brazo el escudo de Central, lo que marca que para él, el club está por encima de otras instituciones.

El caso de Tomás Pérez es para destacar. De Newell’s terminó en este Porto de Portugal y promete seguir escalando en su carrera deportiva. Este es otro caso de talento puro rosarino.

Mientras que Facundo Zabala ratificó lo que se aprende desde chico en las calles de Casiano Casas: a no claudicar ante la adversidad. El lateral derecho fue dejado libre por Central hace unos años, pero no tiró la toalla. Todo lo contrario. Se fue encargando de escribir su propia hoja de ruta sin pedir permiso y a fuerza de voluntad hasta ganarse un lugar en la elite.

A sus 26 años está defendiendo a Al AIN de Emiratos Árabes Unidos, que lo contrató por un mes para que jugara este Mundial de Clubes. Cabe destacar que su ficha pertenece a Olimpia tras haber pasado antes por Venezia, Apoel de Chipre y Alajuelence de Costa Rica.

En tanto, y sumándose a este entramado de pasión y profesionalismo, aparece Javier Marengo. El kinesiólogo dejó su huella en Central y desde 2023 forma parte del cuerpo técnico del Al-Ain en los Emiratos Árabes. Su presencia en el Mundial de Clubes es una fiel prueba del reconocimiento internacional que obtuvo fruto de su labor a lo largo del tiempo.

Rosario está ratificando en este mega torneo que es una fuente inagotable de embajadores por el mundo. Su influencia en el Mundial de Clubes reafirma además su lugar en el mapa del deporte y del marketing deportivo, consolidando así su condición de cuna de estrellas y pasión de sus protagonistas.

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