La acumulación excesiva de grasa en el hígado muchas veces es relativizada por varias de las personas diagnosticadas, pero es fundamental desarrollar un tratamiento por las complicaciones surgir.
El denominado hígado graso por lo general no presenta síntomas, pero cuando aparecen incluyen fatiga, pérdida de peso y dolor abdominal. Y cuando esto sucede debemos estar atentos y proceder.
Lo primero a comunicar es que se trata de una afección benigna, pero si no es tratada puede derivar en patologías severas, como insuficiencia hepática (cirrosis).
El tratamiento consiste en reducir los factores de riesgo, como la obesidad, mediante la dieta adecuada y actividad física.
Con respecto a la dieta, al cambio de hábitos y sin fármacos, el método para tratarlo de modo saludable es el siguiente:
Eliminar azúcar y harinas blancas
También la frutosa añadida a una mermelada o a una gaseosa, el JAF (jarabe de maíz de alta frutosa).
Vale especificar que no se trata de la fruta, porque la ingesta de frutas y vegetales disminuye el riesgo de hígado graso.
Sumar grasas buenas
Incorporar a diario alimentos de alta densidad de nutrientes.
Sumar frutos secos, legumbres, semillas, frutas y verduras.
Dentro de las grasas adecuadas se encuentran la palta, semillas, frutos secos, aceites, aceitunas.
Descanso y reducción de estrés
No dormir lo suficiente y el estrés elevan los niveles de insulina y cortisol.
Por eso se debe cumplir con los ritmos circadianos (ciclo natural de cambio físico, mental y de comportamiento que experimenta el cuerpo durante el período de 24 horas) y cenar temprano.
Actividad física
El cuerpo necesita moverse, razón por la cual esta no es una recomendación sino una demanda biológica.
Conclusión
El hígado graso se puede prevenir y revertir prevenir con solo cambiar hábitos. Claro que para ello es determinante tomar conciencia y darle al cuerpo lo mejor y todo ko que merece.
Por eso es fundamental que se incorpore como un sello indeleble que TU CUERPO ES TU TEMPLO.