El champagne como protagonista 

¿Por qué el champagne es el elegido para las fiestas?

¿Acaso se puede cenar con champagne?

Sin dudas ambas preguntas tienen respuesta. 

Comenzaremos por la primera, para lo que es indispensable bucear un poco en la historia. 

En la antigua Roma el champagne era considerado como un símbolo de lujo y riqueza. Estaba fuera del alcance de las clases menos pudientes y, por supuesto, de los esclavos que llenaban el imperio

De esta forma, usar para los brindis un vino espumoso, como el champagne, tenía sus ventajas. Una de ellas es que, al brindar fuertemente, el líquido se intercambiaba entre todos los vasos. Esto hacía muy posible que, si había uno envenenado, tras el brindis los estuvieran todos.

De esta costumbre es de donde procede nuestra tradición de brindar con champagne. Esto lo seguimos haciendo en cada celebración como forma de atraer la buena suerte. 

En definitiva, el brindar con champagne se lo debemos a los romanos, como tantas otras cosas de su cultura. 

Ahora bien, cabe destacar que los romanos solamente pusieron a la bebida en el podio de los agasajos, pero no fueron los que inventaron el producto. 

El champagne fue inventado por Dom Pierre Pérignon, un monje benedictino francés que vivió entre 1638 y 1715, y que pasó buena parte de sus 77 años de vida en la abadía de Hautvilliers, situada en plena región de Champagne 

La leyenda cuenta que dio con la fórmula del champán (el famoso método de la doble fermentación) por pura casualidad, y que cuando bebió por primera vez ese vino espumoso y sintió en su boca la explosión de todas esas burbujas llamó a gritos a los demás monjes de la abadía: «¡Venid corriendo, estoy bebiendo las estrellas!».

Ahora la segunda pregunta. ¿Se puede cenar con champagne?

Definitivamente sí, y esta tendencia no fue creada por Carlos Saúl Menem. El espumoso (denominación del champagne en Argentina, ya que solo se le debe llamar Champagne a los productos franceses que provengan de esa región), es apto para maridar con todo tipo de pasos de comida. 

De hecho se puede realizar una cena de pasos con espumosos, y cada uno de ellos estarían elevados a otro nivel. Y el anfitrión quedaría de maravillas con sus invitados. 

Mucho tiempo estuvo instalado el mito de que los espumosos/champagne solo lo eran para los postres o finales de cena, o como aperitivos para el comienzo de un evento, y si bien ninguna de estas propuestas está mal, no son las únicas. 

Al pie de nota hallarán  un maridaje para que puedan deslumbrar a sus invitados con este noble producto.

Conocidas las respuestas, les dejo estos Tips para que puedan servir sus espumosos o champagne, como se debe. O mejor dicho, como se recomienda, y así puedan ser apreciados en su total dimensión.

  1. Refrigeren el espumante en heladera, durante unas 4 horas, en la parte menos fría. El espumante no debe estar helado, ya que, lo muy frio como lo muy caliente, hace que el producto pierda sus propiedades. Los extremos no son buenos. 4 o 5 grados es lo ideal. 
  2. No desesperen por el tipo de copa, porque si bien hay copas ideales para los espumosos, todas son válidas. Tengan la precaución de hacerlo en dos fases, así se asientan mejor las burbujas. Y nunca llenen la copa más de dos tercios. 
  3. Y el último tip que les daré, y que muchos consultan, es el siguiente: una vez abierta la botella del espumoso, no hay ningún método de conservación del contenido, por eso hay que consumir la totalidad. Espumoso que se abre; espumoso que se bebe. 

A continuación les dejo este menú de tres pasos para que puedan deleitar a sus invitados con espumosos argentinos, que valga la redundancia, SON EXCELENTES y tenemos gran calidad de vinos. 

PRIMER PASO:

Timbal de langostinos, mango y palta, acompañado por un rico, elegante y frutal extra brut.

SEGUNDO PASO:

Bondiola braseada agridulce, con puré de boniatos y lonjas de zapallo asado y chips de batatas. Este paso es ideal para ser maridado con un rico brut rosé.

TERCER PASO: 

Les daré dos opciones interesantes: pueden realizar una rica marquise de chocolate, con una salsa de pomelos rosados y oliva, que llevará brut nature  a un nivel superior; o pueden pasar a la clásica e infaltable mesa dulce de Navidad o Fin de Año, en la que el pan dulce, el budín, las garrapiñadas, los maníes con chocolate, el reconocido turrón mantecoso de maní y demás productos, combinarán muy bien con ese tipo de espumoso. Ya disponen de todos los datos, solo hace falta que pongan en acción la creatividad y que se lleven los aplausos.
Me sumo a los deseos de EPA y que tengan Felices Fiestas, y seguiremos a través de estas columnas abordando temas sobre maridajes, vinos y bebidas en general.

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