EEUU: una campaña presidencial que no deja de sorprender

Los países que conforman el concierto internacional actual se encuentran a la espera de lo que ocurra en las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Nuevamente se repite el escenario de 2020 cuando -aquella vez en pandemia- dos candidatos de avanzada edad luchaban por quedarse con el mayor cargo político del país. Entonces, Donald Trump buscaba su reelección y Joe Biden consideraba que haría un mandato de transición ya que su objetivo era lograr que el republicano se retirara de la Casa Blanca. ¿Qué ha cambiado hoy?

En esta oportunidad, el magnate se encontró gran parte de su campaña asistiendo a unos tribunales de Nueva York. Esto lo inmobilizó en meses claves mientras se producía la interna republicana. Finalmente, Trump fue declarado culpable de 34 delitos, condenado por casos civiles como fraude, abuso sexual, difamación, etc. No hay que olvidar otras causas que lo involucran como la toma del Capitolio y su intento de subvertir el resultado de las elecciones. En otros tiempos, su candidatura se habría descartado por completo.

Este no es el caso en 2024 donde el movimiento MAGA (Make American Great Again) y la figura de Trump eclipsaron al partido y absorbieron a la tradición republicana. A ellos se suma ahora el intento de asesinato que le otorga un plus que no esperaba: una centralidad y una unidad inédita al interior del partido en torno a su figura. Pero también misticismo. No sólo simpatizantes, sino también una parte importante de delegados consideran que Dios ha tenido algo que ver en que Trump sobreviviera al intento de asesinato.

En ese sentido, es importante poner enfasis en el discurso mesianico que viene acentuando el ex presidente en esta campaña. En las primeras declaraciones a la prensa luego del atentado expresó “Solo Dios impidió lo impensable» y pidió a unirse para «impedir que la maldad gane». También declaró al diario The New York Post “Se supone que no debería estar aquí, se supone que debería estar muerto”. Este hecho le permite a Trump convencer -a propios y ajenos- que está bendecido por Dios, y así reforzar el tono profético de su campaña en clave netamente populista.

En tanto, a veinte días del desastroso debate, Joe Biden por primera vez ha confesado que se replantearía su candidatura si le diagnosticaran un problema “médico”. Lo cierto es que horas después de estas declaraciones, se anunció que tiene Covid. Aunque también tuvo otro traspié, se olvidó el nombre de su secretario de Defensa y lo llamó “el tipo negro”. A esto se suma que Barack Obama, quien en un principio lo había apoyado, ahora declaró que cree que éste debería abandonar su candidatura. Afirman que podría ocurrir este fin de semana.

Además importantes donantes amenazaron con frenar el envió de dinero si Biden no renuncia a su candidatura. Es el presidente el que tiene la decisión final. Si deja lugar a un nuevo candidato, todo indicaría que sea su aspirante a la vicepresidencia Kamala Harris. Hay una fecha clave: el 19 de agosto cuando comience la Convención Nacional Demócrata. El partido tiene hasta ese día para presentar a un nuevo competidor. Si bien no es lo ideal, la situación se podría sortear más o menos bien.

Pero si Biden determina abandonar la postulación después de la Convención Nacional sería mucho más delicado. En ese caso, los delegados ya no podrían votar por un candidato y será el Comité Nacional Demócrata quien decidirá sobre el mismo. Esto podría llevar a enormes cuestionamientos, incluso sobre el sistema electoral de Estados Unidos, que tiene grandes deficiencias y detractores. Aunque también podría ser una oportunidad para actualizarlo de una vez por todas.

Lo cierto es que gran parte del ala demócrata, considera que luego del atentado a Trump, las posibilidades de victoria de Joe Biden se han reducido considerablemente. Algo similar dicen las encuestas. Ahora se sumó un cuadro de covid que dejará al presidente fuera de juego por varios días. Ocurre justo en el momento de la campaña en que Biden tenía la intención de intensificar sus apariciones públicas para probar que está decidido a mantenerse en la contienda, que cuenta con la salud y que tiene la energía necesaria para triunfar.

¿Será que acá Dios también está metiendo la mano?

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