La reciente derrota frente a Barracas Central en cancha de Arsenal dejó al descubierto no solamente las falencias en el rendimiento futbolístico, sino también la falta de liderazgo y dirección que sufre el club en estos momentos. En medio de un clima de tensión y descontento, los hinchas de Newell’s claman por elecciones anticipadas. Sin embargo, el panorama no es muy esperanzador: no hay candidatos firmes ni potenciales de verdad que se vislumbren en el horizonte. La dirigencia encabezada por Ignacio Astore se encuentra atrapada en un mar de críticas y decisiones cuestionables que llevan a la institución a una situación muy delicada. Con la llegada del año electoral, la ilusión en el arco opositor de un cambio radical a la brevedad se desvanece, dejando a los socios y simpatizantes en un estado de alarma constante.
La gestión actual está marcada por una serie de errores que afectan tanto la economía como la imagen del club. La falta de un plan claro y la incapacidad de resolver los problemas estructurales llevan a que los hinchas sigan perdiendo confianza día a día. La pregunta que resuena en los pasillos del parque Independencia es: ¿cuándo terminará este calvario?
A eso hay que sumarle que en la cancha, la situación tampoco es la mejor. La reciente derrota ante Barracas Central, aunque algunos intentaron justificarla de lleno por la actuación del árbitro Pablo Echavarría y la supuesta no sanción de un penal, refleja una realidad innegable: el equipo dirigido por Cristian Fabbiani no logra encontrar su rumbo.
Las críticas a la actuación del juez parecen ser solo una estrategia para desviar la atención de las carencias futbolísticas que, una vez más, quedaron expuestas en el campo de juego.
Fabbiani asumió hace poco pero sabía a dónde venía. Tiene en claro que se enfrenta a un desafío monumental: revitalizar a un plantel que parece perder cada vez más la confianza en sí mismo. La falta de resultados positivos y la presión generada por la situación institucional siguen creando un ambiente tenso en el club, donde cada partido se convierte en una lucha no solo por puntos, sino por la dignidad de una institución que varios años atrás supo ser un pilar del fútbol argentino.
Newell’s en un club donde en estos momentos la autocrítica debería ser la norma, pero parece ser que es más sencillo buscar chivos expiatorios. La gestión de la dirigencia, marcada por la falta de respuestas, llevó a que muchos hinchas y miembros del equipo busquen culpables externos en lugar de asumir la responsabilidad de las decisiones internas.
En medio de este contexto, los hinchas demandan cambios. No solamente en el campo de juego, sino también en la dirección que toma la institución. La búsqueda de un nuevo liderazgo que pueda devolver la esperanza y la competitividad al equipo es más urgente que nunca. Pero no asoma una figura sólida a la vista.
La situación en el club rojinegro es un fiel reflejo de la complejidad del mundo del fútbol, donde el éxito deportivo y la gestión institucional van de la mano. En un año electoral que debería ser una oportunidad para el cambio, la falta de candidatos de peso o que vengan del palo de la redonda, sumado a la incapacidad de la dirigencia para hacerse cargo de sus errores dejan al club en una encrucijada. Sin un rumbo claro, la pregunta sigue siendo la misma que hace un par de temporadas: ¿Cómo y cuándo levantará cabeza Newell´s? ¿Podrá hacerlo?