Ratificó estar en el camino correcto. Su estilo de juego no destila elegancia. Pero está diseñado en la sencillez y la eficacia en su máxima expresión. Lo de Central ya no sorprende. Se percibe un equipo comprometido con la causa. El triunfo ante Estudiantes por 2 a 0 y el pase a los cuartos de final del torneo doméstico no hizo más que exponer su liderazgo en la cancha. Y ante su gente. El canalla parece tener la fórmula perfecta para seguir escalando hacia la cima desde la fortaleza de su hogar.
Central construye su sueño desde la base. Lo hace con un templo propio que no deja títeres con cabeza y con un equipo que refleja los valores del compromiso.
En cancha exhibe su esencia. Los jugadores hacen su labor con humildad y pasión en pos de coronar este ciclo. En este aspecto, puertas hacia adentro hay un pacto de no caer en la tentación por divismo y hacer realidad el anhelo de todos los canallas: alcanzar la gloria máxima. Esa misma que perduraría en la memoria y en el corazón de toda la comunidad auriazul si logran quedar en el bronce de esta campaña.
Lo del canalla sigue siendo muy serio. Frente a Estudiantes dio un nuevo paso firme hacia su objetivo de máxima: ser campeón como sucedió en diciembre de 2022. El equipo dirigido por Holan reafirmó en un Gigante encantador su excelente andar de local y ratificó su carácter de equipo sólido, simple, contundente y eficaz.
La victoria en Arroyito no solamente fue un resultado más en esta serie no apta para cardíacos. También fue como una especie de proyección que se construyó desde raíz, con un trabajo marcado por la pasión colectiva y un plantel que necesitaba cambiar de imagen luego de un pasado reciente donde las alegrías duraban como hielo al sol.
El estadio mundialista volvió a ser testigo privilegiado de un triunfazo y de una fiesta a todo ritmo reservada para la comunidad canalla. Central volvió a demostrar que su fortaleza reside en un estilo de juego que prioriza la solidez.
El triunfo ante el pincha por 2 a 0 simbolizó también la consolidación de la pasional masa de que genera en cada presentación una atmósfera de esperanza. A esta versión auriazul no le sobra nada. Tampoco le falta convicción.
Es un equipo difícil de doblegar, que prioriza la organización defensiva y la efectividad en ataque. La simpleza en el juego, lejos de ser un defecto, es una virtud que permite a Central aprovechar hasta la fecha sacar el máximo de sus recursos y mantener un ritmo constante que desgasta a sus rivales.
Con este nuevo triunfo frente a su radical parcialidad, el representativo canalla se acercó un paso más hacia la meta que se propuso cuando clasificó a los octavos de final: alcanzar los últimos escalones que lo separan de la gloria.
Holan y compañía saben perfectamente que ahora solo quedan unos pocos metros para abrir las puertas de la historia. La hinchada, que nunca dejó de creer, sueña con ver a su equipo en lo más alto una vez más. En Arroyito todos sueñan con alcanzar la gloria eterna, mientras construyen su ilusión desde un sólido Gigante.