¿Banega debe cambiar o Newell’s debe cambiarlo?

El cuadro de situación marca que Ever Banega llegó a Newell’s con la etiqueta de salvador. Nadie pone en tela de juicio que es un futbolista con grandes cualidades técnicas. Tampoco que, bien rodeado, podría transformar un plantel que viene sufriendo en rendimiento en los últimos años. Pero su paso por el club viene dejando huellas. En realidad su andar viene marcado por las lesiones y la falta de protagonismo y compromiso, lo que plantea un sincero interrogante: ¿El 10 leproso debe cambiar su enfoque y causa, o es el club el que debe replantearse verdaderamente su inversión en el mediocampista?

Ever se erigió en el centro de un debate que envuelve a la parcialidad rojinegra. El talentoso volante está en deuda con la institución. Desde que llegó al club no pudo tener regularidad. Menos ser un capitán y líder acorde a su currículum y lo que necesita la institución.

La realidad marca que la situación actual del jugador es un fiel reflejo de un complejo entramado que va más allá de su capacidad técnica. Porque en lo que fue esta temporada mostró más sombras que luces en cancha. Y ese es un lujo que Newell’s no puede volver a darse.

Pensar que la Lepra lo presentó como la figura que podría revivir un plantel que había languidecido en temporadas anteriores. Con una trayectoria que incluye pasos por grandes clubes europeos y una destacada carrera internacional, se esperaba que su experiencia y calidad marcaran la diferencia en un Newell’s que buscaba reescribir su historia reciente en el torneo argentino.

No obstante, la realidad de Ever en NOB fue otra. Desde su llegada al club de sus amores, Banega viene estando más presente en las noticias por sus constantes lesiones y ausencias que por su contribución en el campo de juego. El 10 rojinegro viene jugando un papel más simbólico que protagónico, claro está.

De hecho, la última baja del 10 en el viaje a Córdoba para enfrentar a Talleres, comunicada de manera escueta por el club como «problemas personales», dejó en evidencia la inestabilidad que marcó este año su paso por Newell’s.

Esta situación, sumada a sus lesiones recurrentes, plantea serias dudas sobre su compromiso y capacidad para liderar al equipo en un año que se anticipa crucial, especialmente con las elecciones a la vista en 2025.

Claro que, a pesar de tener un contrato vigente y la confianza del entrenador Mariano Soso, la situación de Banega parece insostenible. EL DT sabe que, bajo las circunstancias actuales, no es el jugador que necesita para construir un equipo competitivo. La realidad es que el club necesita respuestas inmediatas y resultados en la cancha, y la falta de contribución del mediocampista no ayuda en ese sentido.

En consecuencia, la pregunta que fluye en el aire es si Banega puede revertir su situación y convertirse en el jugador que todos esperan. La calidad y el talento son indiscutibles. Pero el contexto actual sugiere que un cambio es necesario, ya sea en su enfoque personal o en su continuidad dentro del club.

¿Banega debe cambiar o Newell’s debe cambiarlo? Esta dualidad se convierte en un dilema que podría definir tanto el futuro del jugador como el rumbo del club. En medio de este escenario, el reloj corre y el futuro del 10 y la Lepras se entrelazan en una danza de incertidumbre, donde solo el tiempo dirá quién se adaptará finalmente y quién deberá dar un paso al costado. Por lo tanto, ¿será un futuro en común o un cambio necesario a la brevedad?

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