El restaurante que funciona en Buenos Aires brinda oportunidades a jóvenes con neurodiversidad funcional. ¿Alguien se animaría a instalar algo similar en Rosario?
Desde que abrió sus puertas en marzo pasado no deja de crecer y recibir elogios. El barrio Las Cañitas de Buenos Aires se iluminó con la apertura de Alamesa, un innovador restaurante que no sólo desafía las normas culinarias tradicionales, sino que también establece un nuevo estándar en inclusión laboral. Este proyecto, ideado y plasmado por el infectólogo Fernando Polack fue concebido con un objetivo claro: ofrecer una experiencia gastronómica excepcional, al mismo tiempo que brinda oportunidades a jóvenes con neurodiversidad funcional. Sin dudas, es un refugio para los protagonistas de esta historia como sus familiares. El quid de la cuestión es saber si alguien se animaría a instalar algo similar en Rosario.
Antes de bucear de lleno en este proyecto hay que destacar que todo empezó por arte natural del infectólogo e investigador Polack, quien dirigió en nuestro país el ensayo que dio origen a la primera vacuna del mundo contra el Covid-19. Claro que el profesional encaró este desafío esencialmente por Julia, su hija de 25 años que padece esta patología.
Un espacio sin fuegos ni miedos
Lo primero que hay que destacar es que a diferencia de muchas cocinas donde el bullicio y el peligro de las llamas son omnipresentes, Alamesa presenta un entorno diferente. Está equipado con hornos especiales que permiten una cocción precisa en 10 niveles sin la necesidad de fuegos, cuchillos o balanzas, el restaurante elimina los elementos que podrían resultar desafiantes o peligrosos para sus 40 empleados.
Esta decisión no solo refleja un enfoque innovador hacia la cocina, sino que también destaca el compromiso con la seguridad y el bienestar de su personal. Takehiro Ohno, un reconocido chef japonés que dejó su huella en la gastronomía nacional, es el responsable de diseñar la carta de Alamesa. Desde opciones vegetarianas hasta platos emblemáticos de la cocina argentina, cada menú es una representación de la diversidad cultural que caracteriza a nuestro país.
Un trabajo, una oportunidad
Polack contó que para la contratación pusieron dos condiciones. Una, de exclusión, “que se trate de un chico que no entienda dónde está o que no se pueda conectar con él, porque nos parecía que era más de lo que nosotros podíamos resolver”. La segunda, de inclusión, que el compromiso sea no sólo del joven contratado sino también de su familia, que acompañe y se involucre en el proyecto.
“Queremos que la experiencia en Alamesa se aleje de la mirada compasiva que a menudo se tiene hacia las personas con discapacidades,” explicó Fernando Polack. “Es un cambio en la mirada de la discapacidad: es mirar la integración de una persona desde esa persona y no desde el integrador. Propone salir de la idea narcisista que tenemos todos de que la gente con alguna dificultad quiere ser como nosotros”, acotó en una de las tantas entrevistas que brindó.
Y agregó: “Vos sos un cliente y estás en un restaurante, comés igual que en otro lugar, pero no llegamos por el mismo camino porque Alamesa está pensado desde los pibes que trabajan acá. Tenemos pibes que no saben leer, ¿cómo hacemos para que puedan recibir un pedido en la cocina y prepararlo? No saben leer, pero leen colores. ¿Cómo hacemos para que no se quemen? Sacamos los fuegos de la cocina. ¿Cómo despachamos milanesas, salmones y pastrones hasta el cliente? Pensamos en los carritos. Todos es sencillo”.
Está claro que este enfoque busca dar visibilidad a las habilidades únicas que cada miembro del equipo posee, contribuyendo a un ambiente laboral positivo y enriquecedor. A tal punto que el éxito inmediato de Alamesa se refleja en la demanda abrumadora: las reservas están completamente ocupadas hasta octubre. Esto no solo habla de la calidad de la propuesta gastronómica, sino también del creciente interés por modelos de negocio que abogan por la inclusión y el respeto por la diversidad.
Mirando hacia el futuro
Demás está resaltar que el impacto de Alamesa trasciende las fronteras de la gastronomía. Este restaurante instalado en Las Cañitas se establece como un ejemplo inspirador para otros emprendimientos que buscan adoptar prácticas inclusivas.
Quién dice que por ahí se hace extensivo en estos lares y luego se multiplica a nivel federal con una visión clara y un compromiso inquebrantable de real inclusión.